De batientes

A mis amigos(as).

¿5 de Mayo?

        Órale, pinche Pedro, le gritaba mientras le ordenaba con la mirada, atornilla la bisagra antes de que se me rompa la espalda, Pues no mames tu, Jajaja, se reían los demás. Molly llegó al lugar de los hechos, Qué chingados crees que estás haciendo, Benja, Pues aquí mi compa Pedro, Buenas, señorita, y yo estamos colocando una nueva puerta para darle estilo, Molly, Qué estilo ni que la chingada, me quitas esta madre de aquí en este instante y vuelves a poner la puerta de entrada como estaba antes de que llame a la policía. Chales compa, ya nos cayó la chota. En realidad, Molly podría ser peor que la chota. Era 5 de Mayo y la tarde aún era joven. Nombre Pedro, Molly es peor que la chota, La migra entonces, No, peor, ella es la dueña y la mera mera bartender del lugar así que si queremos seguir festejar el cinco de Mayo necesitamos arreglar este desmadre, Rapidito Benjas que ahora llamo a la policía, en serio. Después de aquel aullido de Molly decidí abortar el plan. Oye, Benja, y a todo esto qué se celebra el cinco de Mayo, Atamadre pinche Pedro, mejor ayúdame a poner de nuevo la puerta. La verdad yo tampoco sabía muy bien.

        Conocí a Pedro Martínez en una tarde de Jueves, hace algunos meses, en una barra del Bajo Manhattan. Disculpe usted, señor, habla español, Sí. Pedro Martínez, un paisano de unos cuarentaytantos, regordete y rubicundo, prieto como Juárez, se alegró mucho de toparse finalmente con un chilango a toda madre [me cae] como yo para que le ayudara con indicaciones de cómo llegar al Estadio de los Yankees. Oye, pero hoy no hay juego, maestro, Ya lo sé señor, No me llamo señor, soy Benjamín Villeda, Mucho gusto, Pedro Martínez, ya sé Benjamín que no hay juego el día de hoy, pero tengo una cita con el señor Cashman a las seis, Pedro confirmó la hora en su reloj digital con calculadora, Y no sé cómo llegar al estadio de los Yankees, verá usted, yo no soy de aquí. No cabrón, eso ya lo sé, tu eres de Marte, jodido de Plutón, pinche loco, pensé hacia mis adentros. Se hizo un silencio absoluto, Ah chinga, te refieres al señor Cashman de los Yankees de Nueva York, Sí, así es, Los Yankees, el equipo de beisból, Sí, ese mericles, y si llego tarde el señor Cashman se va a enojar y no quiero desperdiciar esta gran oportunidad de, A ver, aguanta, Pedro, creo que aquí hay un error, No, Benjamín, no lo hay, he venido desde Boston para negociar mi transferencia, Transferencia, Sí, es que ya no estoy contento en el equipo y busco una plaza con los Yankees, Y el equipo del que vienes supongo que es, Sí, los Medias Rojas de Boston, A ver, Pedro, me estás diciendo que eres jugador de los Medias Rojas de Boston, Pitcher, pithcer de las Medias Rojas y que tienes una cita con el Vice Presidente y Manager en Jefe de los Yankees de Nueva York, Brian Cashman, en el Estadio de los Yankees de N-u-e-v-a Y-o-r-k, para negociar una plaza, y tu nombre es Pedro Martínez, Sí, así es. Me bebí mi cerveza con resignación y le pedí al bartender que me sirviera un whiskey doble para mí, y uno triple para mi compa, Pedro Martínez. Digo, había que admitirlo, al fin y al cabo ahí estaba, en toda su prieta presencia, a un lado de mí, con todo y su uniforme de los Medias Rojas de Boston, MARTINEZ 45, hasta con los botines y el guante, es por eso que había estado bebiendo su Corona con la mano derecha. Sabes una cosa Pedro Martínez, Dígame, Benjamín, Te voy ayudar a llegar al estadio, Muchas gracias. Cuando salimos del lugar, todos permanecían en silencio, aún, probablemente pensaron que ya nos íbamos a Marte o a Plutón.

        Así que aquel nostálgico medio día de 5 de Mayo le llamé a mi compa Pedro Martínez para cobrarle el favor. No chingues, Benja, estoy a medio entrenamiento, Me vale madres, me la debes. Pedro llegó a mi casa con un six, unas bisagras y un serrucho en mano. Esta vez no traía su guante. Órale, cabrón, ayúdame, quita los libros de esa mesa, también la compu y la planta, ponlos encima de la cama, Y ahora, Ahora, pus ahora agarra esa mesa y pártela a la mitad, y móchale las patas. Para cuando Pedro terminó de serruchar la mesa en dos, ya me había bebido todo el six y Juan Gabriel sonaba a todo volumen. Pinche Benja, ni una chela me dejaste, Oyeme, cabrón, primero danos un campeonato y llévanos a la serie mundial y luego te convido de tus chelas. Pedro Martínez ahora vestía el uniforme de los Yankees de N-u-e-v-a Y-o-r-k. Yo me puse mi playera de Rafa Márquez de la selección.

        Llegamos al Bar Internacional, en donde Molly, la presidenta y manager general, me prometió trato especial el 5 de Mayo porque soy mexicano. No entiendo porqué chingados los gringos se emocionan tanto por el 5 de Mayo, ahí andan todos hasta el copete con las promociones de los bares, si en México nadie la pela.
        Cuando llegamos al Bar desmontamos la puerta principal de metal a punta de madrasos, para instalar nuestra puerta de batientes que acabábamos de fabricar con mi mesa. Para sorpresa mía, a Molly no le gustó nadita.
        Pinche Benjamín, quita ese desmadre ahora mismo y pon la puerta como estaba antes de que llame a la policía, Ya nos cayó la chota, Pero Molly, Ningún pero cabrón, Pero Molly, es de batientes, es Mexicano, cinco de Mayo, Que batientes ni que la chingada, arreglalo, ahora, Pero Molly, batientes, México, tierra mojada, un águila en un nopal, Pepe el Toro es inocente, cinco de Mayo, Molly, cuando le ganamos a Checoslovaquia…
        Dejamos todo en orden. Molly no nos dejó entrar. Nos negó el servicio. Me mandó a dormir, y a Pedro Martínez a chingar a su madre. Creo que Molly es fanática de los Medias Rojas.

        Y así fue como terminó uno de los intentos por mexicanizar a la Gran Manzana. Creí que al montar esa puerta de batientes, una vez cruzada, el interior se transformaría en La Cantina el Centenario de la Colonia Condesa, en México. Mis amigos y amigas, mis familiares, todos estarían ahí. Y Pedro Martínez y yo nos sentaríamos en esa mesa, y todos brindaríamos y reiríamos. La nostalgia es cabrona, y mis intentos por disminuirla son proporcionalmente inverosímiles, como Pedro Martínez.
        No hubo 5 de Mayo.
        Ni anillo de Campeonato.

        La nostalgia crece, y yo me encuentro con una mesa menos en mi depa.

La Banda antes de NYC

Banda machos

@benjaminvilleda

4 comentarios en “De batientes

  1. JaJaJaJa. Esta es una verdadera Epifania y Epigrama de la cultura de los Bares,la amistad y la nostalgia subterranea.
    Que coincidencia: hoy puse como foto de mi perfil de Facebook una foto precisamente junto a los batientes del Centenario.
    Pues animate y echate un brinco por el barrio.Tambien nosotros te extrañamos.

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